martes, 29 de mayo de 2018

CRÓNICA DE UNA MOCIÓN ANUNCIADA

CRÓNICA DE UNA MOCIÓN ANUNCIADA

Mientras Mariano Rajoy y su entorno desdeñaban todo lo que no fuera su voluntarismo político, algunos anunciábamos la moción de censura que se preparaba entre el inteligente Pablo Iglesias y el mediocre Pedro Sánchez. No se precisaba de especial sagacidad para desenmascarar lo que ahora ha ocurrido. Voy a reproducir a continuación ocho artículos míos publicados en el último año, en El Mundo y en El Imparcial, en los que se anunciaba lo que ahora ha ocurrido. No he modificado una coma. El lector paciente juzgará hasta qué punto estaba clara la jugarreta que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez preparaban contra un Mariano Rajoy instalado en el desdén.
MOCIÓN DE CENSURA
El Mundo, 31 agosto 2017
La última encuesta del CIS, reproducida hasta la náusea por algunos medios de comunicación, abre de par en par para Pedro Sánchez los portones de la moción de censura. El líder del PSOE no aceptó la propuesta de Pablo Iglesias para que encabezara en junio pasado su moción porque un político inteligente le explicó que al menos diez o doce diputados del PSOE no le votarían, echándolo todo a rodar. Tras las últimas fugas de diputados, parece claro que la unidad parlamentaria socialista en torno a Pedro Sánchez es un hecho.
Como las encuestas habían certificado en los últimos meses el sorpasso de Podemos, el secretario general del PSOE no podía promover, sin embargo, una nueva moción de censura. La consecuencia lógica de plantearla es la disolución de las Cortes por parte de Mariano Rajoy y la convocatoria de elecciones generales. La espada de Damocles del sorpasso podemita impedía a Pedro Sánchez entrar en el juego censor. La encuesta del CIS ha cambiado las tornas. Unas nuevas elecciones, aunque las gane Rajoy, robustecerían la posición del PSOE como representante de la izquierda. La amenaza del sorpasso ha desaparecido y Sánchez, aun con el riesgo de la convocatoria de nuevas elecciones, tiene vía libre para afrontar una moción de censura, incluso antes de Navidad, en todo caso cuando crea que más le conviene.
Pablo Iglesias es el dirigente político capaz de armonizar la mayoría absoluta en el Congreso que necesita el líder del PSOE para que la maniobra censora escabeche a Rajoy y pueda el líder socialista satisfacer su exuberante vanidad, encaramándose en la silla curul del palacio de la Moncloa. El PSOE solo tiene que gestionar los votos del PNV, que le han costado al presidente del Gobierno mil millones de euros por barba. Una minucia para Pedro Sánchez, dispuesto a ofrecer el oro y el moro por el apoyo peneuvista.
A Pablo Iglesias le corresponde el grueso de la operación censora: coordinar a la rebañega parlamentaria de los partidos secesionistas y de las agrupaciones de extrema izquierda. Todo ello sumaría 179 ó 180 escaños. De sobra para que triunfe la moción de censura, descabalgando a Mariano Rajoy de la Presidencia del Gobierno. Desde las elecciones decembrinas del año 2015, el líder del PP se ha escapado por los pelos de que lo desarzonen al menos en tres ocasiones. Y aunque mejoró su situación tras las generales de junio de 2016, está claro que la Cámara, al margen de puntuales maniobras presupuestarias, le es hostil. Antes de la encuesta del CIS, la moción de censura era posible. Ahora es probable. Más pronto o más tarde, pero probable. Ayer, la mayoría del Congreso vapuleó sin piedad al presidente, que se defendió con irónica brillantez.
Está claro, sin embargo, que si la iniciativa de las izquierdas prosperara, Mariano Rajoy se adelantará e impedirá la moción de censura disolviendo el Parlamento y convocando elecciones generales. Antes de la resurrección del ave fénix sanchista y del órdago final de Carlos Puigdemont y el pobre Arturo Mas, el Partido Popular lo tenía fácil. El resultado de unas nuevas elecciones le otorgaba, según las encuestas, mayoría absoluta con Ciudadanos. Ahora, los horizontes se han emborrascado y solo se despejarán si Rajoy sale robustecido el próximo 1 de octubre del desafío histórico de los secesionistas catalanes.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
PABLO IGLESIAS NEGOCIA LA MOCIÓN DE CENSURA
El Imparcial, 21 agosto 2017
El líder podemita piensa que tal vez no se presente una situación tan clara para encaramarse en el poder. En el Congreso de los Diputados, 180 escaños están contra Rajoy y 170 le respaldan. La moción de censura puede salir adelante con Pedro Sánchez como presidente y Pablo Iglesias como vicepresidente.
En casa de Jaume Roures, según informa El Confidencial, Pablo Iglesias ha persuadido a Oriol Junqueras para que apoye la moción de censura. Pedro Sánchez no está dispuesto a negociar con los secesionistas catalanes, pero sí aceptar que “de forma espontánea” le voten para desarzonar a Mariano Rajoy del caballo monclovita. De forma enmascarada, Pablo Iglesias lleva mucho tiempo negociando el apoyo de las distintas agrupaciones secesionistas y de extrema izquierda con el fin de constituir el Frente Popular ampliado que necesita Pedro Sánchez para instalarse en el palacio de la Moncloa.
Está claro que Pablo Iglesias es el árbitro de la moción de censura. A ella aporta, además de sus diputados, los de otros grupos para formar la mayoría absoluta que exige la operación.
Naturalmente, hay un do ut des. Oriol Junqueras se ha mostrado favorable a apoyar las ambiciones de Pablo Iglesias, pero le exige como contrapartida que las gentes de Podemos acudan a votar en el referéndum. Teme una asistencia escasa, suponiendo que la convocatoria prospere, y los podemitas podrían maquillar el porcentaje de votantes.
Así están las cosas mientras casi nadie sabe lo que va a hacer Mariano Rajoy, aparte de anticiparse a la moción de censura, si se pusiera en marcha, disolviendo las Cortes y convocando elecciones generales. Por lo pronto, seguirá en el golpeo jurídico contra el secesionismo catalán. La carta que guarda en la manga, según los colaboradores cercanos al presidente, la tendrá que exhibir en poco tiempo, con la esperanza de que no ocurra como en la manifestación de Barcelona, donde le tomaron el pelo, al perder la iniciativa de contrarrestar lo que se venía encima.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
RAJOY AMENAZA
El Mundo, 27 junio 2017
Si Pedro y Pablo acuerdan una nueva moción de censura, Mariano Rajoy se adelantará, disolverá las Cortes y convocará elecciones generales. El entorno del presidente del Gobierno ha hecho llegar esta abierta amenaza a cuantos quieran poner los oídos en ristre. No habrá sorpresas. El Partido Popular se anticipará a los socialistas podemizados y se tendrán que ver todos el alma en las urnas. Aseguran los mejor informados que el decreto está redactado y en el debido lugar, pendiente solo de la fecha, si bien el presidente del Gobierno lo niega.
Pedro Sánchez no necesita a Ciudadanos para alcanzar en el actual Congreso de los Diputados una mayoría absoluta que desarzone a Mariano Rajoy de su cabalgadura monclovita. No cometerá el error de negociar y coaligarse con las agrupaciones secesionistas, pero aceptará que éstas voten a su favor porque en el debate censor se inclinarán espontáneamente por el alfil de la España plurinacional. Pedro, el podemizado, tuvo el año pasado, durante los meses de marzo y septiembre el caviar de la presidencia en los labios. Podía haberlo degustado, además, hace unos días con la moción de censura que Pablo Iglesias rindió a sus pies. No aceptó el envite porque varios diputados socialistas habrían votado en contra de su voracidad. Ahora, sin embargo, tras asegurarse de la sumisión de los parlamentarios del PSOE, podría encabezar una nueva moción de censura capaz de encaramarle sobre la silla curul del palacio de la Moncloa.
Tal vez no se decida a jugar el órdago tras conocer la amenaza de Mariano Rajoy. Unas nuevas elecciones generales, conforme a las encuestas más solventes, darían a la suma del Partido Popular y Ciudadanos mayoría absoluta. Y lo que es más relevante todavía: se produciría el sorpasso de Podemos, alzándose Pablo Iglesias con el liderazgo de la izquierda española. Esa es la gran sombra que planea sobre Ferraz y sobre el flamante secretario general que consagraron las elecciones primarias.
Así es que Pedro, el podemizado, tal vez espere a que la nave del PSOE, por él timoneada, recupere, tras el brusco viraje a babor de las últimas semanas, el viento de popa de los sondeos favorables. Un Sánchez con augurios esperanzadores no aguardará a escuchar el graznar de los gansos del Capitolio. Se lanzará a la moción de censura, asumiendo el riesgo de nuevas elecciones generales.
Rajoy permanece intranquilo en su lugar descanso. No se fía un pelo de Sánchez y está seguro de que le desafiará de una forma u otra en cuanto atisbe posibilidades de victoria. Los barones con más crédito del PSOE, desde Felipe González a José Luis Corcuera, creen que la alianza con Podemos es el abrazo del oso. Pero Sánchez lo que quiere por encima de todo es satisfacer su descomunal vanidad personal y que se le abran los portones del Palacio de la Moncloa aunque la alianza con Podemos asfixie al PSOE. El centenario partido que engrandeció Felipe González, el gran hombre de Estado del siglo XX, podría quedar fagocitado por las fauces podemitas. Así es que las espadas permanecen en alto. Sánchez ha arrollado en las primarias pero el PSOE es mucho partido y se defenderá panza arriba para evitar ser devorado.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
RAJOY DEBERÁ PAGAR MÁS AL PNV PARA QUE NO SE SUME A UNA NUEVA MOCIÓN DE CENSURA
El Imparcial, 22 junio 2017
A 4.245 millones de euros ha ascendido la factura abonada por Mariano Rajoy para que los cinco diputados del PNV dijeran sí a los Presupuestos Generales del Estado. Casi 1.000 millones de euros por voto. Teniendo en cuenta la devaluación, 200.000 millones de pesetas ha costado cada diputado peneuvista. Hay que añadir a tan suculenta cantidad la adenda política que, según algunas fuentes, consiste en el acercamiento de los presos etarras al País Vasco.
El lendakari Urkullu ha dejado bien claro que el bolsón de 4.245 millones de euros solo concierne a los Presupuestos Generales del Estado. Mariano Rajoy deberá pagar más si quiere nuevos apoyos del PNV, por ejemplo, que el Partido Nacionalista Vasco vote en contra de una posible moción de censura presentada por Pedro Sánchez con el apoyo de Pablo Iglesias y los podemitas.
Está claro que a Mariano Rajoy le ha costado un ojo de la cara alcanzar por los pelos la mayoría parlamentaria para dar vía libre a los Presupuestos Generales del Estado. Le va a costar el otro ojo que le queda en la cara mantener esa mayoría, si Pedro y Pablo deciden lanzar sobre el tapete del Congreso de los Diputados el órdago de una nueva moción de censura.
Claro que el presidente del Gobierno tiene una fórmula para no pagar: anticiparse y convocar elecciones generales, que, según las encuestas más solventes, le otorgarían, con la suma de los escaños de Ciudadanos, mayoría absoluta.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
PEDRO SÁNCHEZ, HACIA LA MOCIÓN DE CENSURA
El Imparcial, 19 junio 2017
Parece claro que Ciudadanos no irá a una moción de censura junto a Podemos, como desea Pedro Sánchez, para barrer del escenario y en votación abrumadora a Mariano Rajoy. Ideologías aparte, ni Albert Rivera soporta a Pablo Iglesias ni Pablo Iglesias soporta a Albert Rivera.
Lo que ha dejado muy claro el Congreso del PSOE, sin embargo, es que Pedro Sánchez llegará al límite para conseguir la mayoría parlamentaria. Como el líder socialista no se puede coaligar abiertamente con las agrupaciones secesionistas, ya que eso provocaría un terremoto, la fórmula en la que está trabajando es el acuerdo firme con Podemos y luego, en la votación de censura, los independentistas, sin acuerdo previo con el PSOE, le otorgarían sus votos porque para ellos siempre es mejor Sánchez que Rajoy. La plurinacionalidad, que es una fórmula bastante estúpida y que defiende ahora Sánchez, queda así explicada.
El líder socialista sabe que puede ser elegido presidente del Gobierno por el Congreso actual. Es el pájaro en mano. Solo necesita asegurarse de que todos los diputados socialistas le voten, acuerdo que espera conseguir en los próximos meses. Entonces se lanzará a abrazar al oso podemita y a la conquista del trono de Moncloa a través de una nueva moción de censura.
Como Mariano Rajoy no se chupa el dedo, a pesar de que su eminencia gris le aconsejará esperar y no hacer nada, está claro que se adelantaría a la maniobra sanchista, disolvería las Cortes y convocaría nuevas elecciones generales. Hace solo tres meses los resultados le hubieran favorecido de forma muy clara. Después del aguacero de corrupción provocado por el entorno de Esperanza Aguirre, no está claro lo que puede pasar. Aún así, antes de resultar cruelmente escabechado en una moción de censura, mejor es para Mariano Rajoy someterse a la decisión de las urnas. Y en eso estamos.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
HACIA OTRA MOCIÓN DE CENSURA
El Mundo, 15 junio 2017
La suma de los síes y las abstenciones alcanzó ayer la mayoría absoluta. Perdió Pablo Iglesias pero ganó la censura a Mariano Rajoy. Esa es la realidad de la Cámara actual, al margen los tapujos y las veladuras. Resulta fácil por eso vaticinar que dentro de algunos meses se intentará una nueva moción de censura.
Pablo Iglesias jugó la carta, bien escondida en su coleta, al día siguiente de la victoria de Pedro Sánchez en las primarias. Le ofreció públicamente que encabezara la moción como candidato a la presidencia. El líder socialista sabía que podía contar con los escaños de Podemos y de las diversas agrupaciones secesionistas. Pero dudaba de los escaños socialistas. Aseguran que Josep Borrell, político de clara inteligencia, lo mejor que tiene a su lado Pedro Sánchez, le hizo comprender al líder del PSOE que, antes de embarcarse en una moción de censura, era necesario reorganizar el partido y asegurarse, uno a uno, la adhesión de los diputados socialistas.
Pedro Sánchez tuvo el caviar en los labios en dos ocasiones durante el año pedernal de 2016. Felipe González desbarató las maniobras sanchistas porque sabía que aliarse con Pablo Iglesias significaba el abrazo del oso para el PSOE. A Pedro Sánchez eso le era igual. Solo anhelaba convertirse en presidente del Gobierno. Demasiado Iglesias para Sánchez. Demasiado arroz para tan poco pollo. El líder podemita pudo hacer presidente a Pedro Sánchez en marzo del año pasado. Creyó que en unas nuevas elecciones, las que se celebraron en junio, sorpassaría al PSOE y se convertiría en el representante de la izquierda española. Se equivocó. Ahora con su moción de censura ha demostrado en dónde está el Congreso de los Diputados. La votación final resulta inequívoca. Una nueva moción de censura tardará en plantearse el tiempo que necesite Pedro Sánchez en consolidar su posición al frente del PSOE, cuando tenga la seguridad del respaldo de los parlamentarios socialistas. Esa es la espada de Damocles que se balancea sobre la testa barbada de Mariano Rajoy. Y el presidente lo sabe.
Y como lo sabe, no caerá de hinojos en esta ocasión ante la sandez de Pedro Arriola: “No hay que hacer nada porque el tiempo lo arregla todo y lo mejor es tener cerrado el pico”. Cerrado el pico sí lo tendrá Mariano Rajoy, pero antes de que Pedro Sánchez acaudille una nueva moción de censura disolverá las Cortes y convocará elecciones generales.
Aunque la devastadora corrupción de los equipos de Esperanza Aguirre en Madrid haya hecho retroceder al presidente del Gobierno, los sondeos más rigurosos anticipan que, en nuevas elecciones generales, la suma de escaños del Partido Popular y de Ciudadanos arañaría la mayoría absoluta. La Gestora, tan certeramente presidida por Javier Fernández, permitió que Rajoy alcanzara la investidura porque, en las eventuales urnas de diciembre pasado, la crónica de la catástrofe para el PSOE estaba anunciada y escrita. Si en un futuro cercano Pedro Sánchez no esgrime una nueva moción de censura, solo será por el temor a que Mariano Rajoy se le adelante convocando elecciones generales. Entre pillos andará el juego de quién golpea primero.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
LA MANIOBRA DE LA MOCIÓN DE CENSURA
El Imparcial, 17 mayo 2017
El entorno del presidente del Gobierno lo tiene todo preparado para, en caso de ganar Pedro Sánchez en las primarias del domingo, convocar elecciones generales antes de que el líder socialista presente una moción de censura.
De acuerdo o no con Sánchez, aunque las negociaciones enmascaradas entre Podemos y un sector del PSOE son un hecho, Pablo Iglesias podría presentar esta semana su moción de censura. Tal decisión evitaría que Mariano Rajoy pudiera convocar elecciones generales hasta que quede concluido el trámite censor. Así lo exige expresamente el artículo 115 de la Constitución.
Aún más, en los dos primeros días hábiles tras la presentación de la moción de censura, y conforme al artículo 113 de la Carta Magna, “podrán presentarse mociones alternativas”. ¿Por qué no una encabezada por Pedro Sánchez y, además, con el apoyo de Podemos y, aún sin negociarlo, con el de las agrupaciones secesionistas? En menuda trampa habrían caído los dirigentes del Partido Popular.
Claro que todo esto no es más que una especulación y lo probable es que semejante maniobra no vaya adelante, entre otras razones porque, de acuerdo con los sondeos, y aunque por escasa diferencia, Susana Díaz terminará derrotando a Sánchez. Pero si esto no fuera así, la espada de Damocles, en caso de que Pablo Iglesias presente su moción de censura este fin de semana, pendería sobre la cabeza de Mariano Rajoy. Pedro Sánchez ya ha anunciado que, si resulta vencedor en las primarias, exigirá de forma inmediata al presidente del PP que abandone la Moncloa.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
MOCIÓN DE CENSURA
El Mundo, 23 febrero 2017
- Como una cuestión de hecho -me dijo ayer un destacado dirigente socialista de cuyo nombre me acuerdo con precisión- Mariano Rajoy dispone en el Congreso de 170 escaños y eso en el mejor de los casos. La oposición, 180. Está claro que una moción de censura es posible.
- Posible, sí. Pero no probable -le contesté a mi interlocutor- porque mientras las encuestas anuncien el sorpasso de Podemos sobre el PSOE, los socialistas continuaréis remoloneando a la espera de recuperar las posiciones perdidas.
- En eso tienes razón. La Gestora permitió la investidura de Rajoy, aparte consideraciones de gobernabilidad y estabilidad, porque el panorama para unas elecciones generales en diciembre pasado era devastador para nosotros. Y todavía nos movemos en las mismas coordenadas.
- ¿Por qué me hablas entonces de una moción de censura?
- Porque si Pedro Sánchez resucita, conducirá al partido al entendimiento con Podemos y los secesionistas.
- Lo que afirmas, mi querido amigo -le contesto- no es descabellado. El juez Vidal desveló el acuerdo en julio pasado de todas esas agrupaciones. Sánchez engañó a Felipe González asegurándole que el partido se abstendría en segunda votación y Rajoy se presentó a la investidura en agosto seguro de que ganaría. Se estrelló dejando abierto el camino para que Sánchez se alzara con la presidencia. Pedro tuvo el caviar en los labios.
- Lo tuvo, sí, lo tuvo. Lo que no calculó es con quién se medía. Felipe González montó en cólera, declaró que Sánchez le había engañado y le aplastó. La política de Sánchez es el camino más seguro para que el PSOE pierda el liderazgo de la izquierda y entregue el testigo al coletas.
- O sea que, en tu opinión, si Sánchez ganara las primarias provocaría la moción de censura.
- Así es, mi querido Anson. No lo dudes. La moción de censura produciría un Gobierno provisional y la convocatoria de nuevas elecciones con expectativas ciertas de lo que tú llamas un Frente Popular ampliado con Podemos, IU, el PSOE y los partidos soberanistas. Sánchez se ha quitado ya la máscara.
- Mariano Rajoy es un hombre tranquilino y sagaz. No le meterán en semejante corral. Antes de que se sustancie la moción de censura convocaría él nuevas elecciones, con altas probabilidades de ganarlas.
- Mira, Anson, hasta ahora el equilibrio político se ha mantenido sobre la alternancia de dos partidos constitucionalistas: el PSOE, como representante del centro izquierda, y el PP (antes AP y UCD), como representante del centro derecha. Si venciera Sánchez se reproducirá el pacto de julio pasado y, aunque Rajoy gane las elecciones de nuevo, aunque incluso con Ciudadanos alcanzara la mayoría absoluta, la alternativa la lideraría Podemos apoyado por los sectores antisistema. Por eso hay que hacer lo posible para que nuestro partido se robustezca, para que gane las primarias Susana Díaz y para que el PSOE, el de Felipe González, el socialista democrático de verdad, vuelva a ocupar en la vida española el lugar perdido a causa de la insensata gestión de Sánchez.

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