La periodista de Antena 3 a la que ETA intentó matar en 2002: «Tuve claro que nadie me iba a callar»
La Fiscalía pide 19 años de prisión para el ex jefe militar de ETA Txeroki, encarcelado en Francia
«Mi sobrina de tres años intentó abrirlo pensando que era un regalito», declara la víctima
MadridActualizado:
La periodista de Antena 3 a la que la banda terrorista ETA intentó matar en 2002 con un paquete bomba, María Luisa Guerrero, tuvo claro que las pistolas no la iban a silenciar. «Mi vida fue una pesadilla, aunque tuve claro que nadie me iba a callar, nadie me iba a echar de mi tierra, el País Vasco, y menos una banda de delincuentes», ha declarado con valentía Guerrero este lunes en el juicio oral contra el antiguo jefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu, alias «Txeroki», miembro del comando etarra que trató de matarla.
En su declaración, la periodista ha relatado el «quiebro vital» que supone conocer que «alguien te quiere matar». «Se produce un shock brutal: empiezas a llevar escoltas, vives en una especie de libertad vigilada y tienes terror a poner en peligro a la personas que quieres», ha narrado Guerrero. La pesadilla acabó en 2011, con el cese de las armas, ha dicho. Al domicilio de la periodista en Leioa, un municipio de Vizcaya, en el que residía junto a sus padres, ETA envió una caja de cartón que contenía 230 gramos de dinamita-goma, metidos en una bolsa de plástico, con la intención de matar a a la delegada de A3 en el País Vasco.
El explosivo, que pasó por las manos de las personas que Guerrero más quiere, habría acabado con la vida de todos aquellos que se encontrasen en una distancia tan corta como cinco metros, ha declarado en la vista uno de los agentes que desactivó el artefacto, con una potencia equivalente a dos granadas de mano.
«Mi sobrina de tres años intentó abrirlo pensando que era un regalito, le dije a mi madre que le quitaran el paquete, lo dejaran lo más alejado posible y se marcharan de casa», ha explicado la periodista, a la que su madre avisó por teléfono del recibo. En el domicilio se encontraban en aquel momento la madre de Guererro, su hermana, y sus dos sobrinas pequeñas, que fueron desalojadas del edificio. Nadie resultó herido físicamente, pero sufrieron daños psicológicos: «Mi madre entró en una depresión profunda de la que no se recuperó, mi hermana fue tratada de un estrés postraumático al pensar que su hijita podía haber saltado por los aires», ha señalado la delegada de A3, que también recibió tratamiento tras el atentado.
En el juicio, el dirigente etarra «Txeroki» ha negado su participación en los hechos y se ha negado a declarar. La Fiscalía solicita para él, que se encuentra encarcelado en Francia por otros crímenes etarras, 19 años y 11 meses de cárcel por esta tentativa de asesinato. El sanguinario jefe de ETA, que nunca ha pedido perdón, ha escuchado la vista desde la pecera blindada donde siguen los juicios los terroristas, lanzando sonrisas y gestos a los amigos y familiares presentes en la sala de vistas, uno de ellos vestido con la camiseta de fútbol de la antigua Unión Soviética. El abogado de Txeroki ha reconocido que ETA intentó matar a Guerrero con el paquete, pero ha negado la participación del antiguo jefe militar.
El Ministerio Público también pide que Txeroki indemnice a María Luisa Guerrero con 100.000 euros; a la hermana de la periodista con 50.000 euros; y a los herederos de su madre, que falleció en 2008, con otros 50.000 euros. Por este atentado ya han sido condenados a veinte años de prisión los otros dos miembros del comando etarra que envió la bomba: Asier Arzalluz e Idoia Mendizábal. El fiscal, en su alegato final, ha invocado la sentencia contra estos dos etarras para dar por probada la tesis de la acusación.
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