miércoles, 26 de septiembre de 2018

CASADO, AZNAR Y RAJOY

CASADO, AZNAR Y RAJOY

Pocos políticos conocen tan bien como Pablo Casado las virtudes y los defectos de José María Aznar, las virtudes y los defectos de Mariano Rajoy. No sé si se tratará de una utopía, de un deseo inalcanzable. Pero tiene sentido común que el joven político aspire a conseguir la reconciliación entre los dos expresidentes para consolidar la unidad de un partido que debe hacer frente en muy poco tiempo a unas elecciones autonómicas y municipales, a unas elecciones generales, de especial trascendencia.
Aznar, con excelente relación con Albert Rivera, puede contribuir no solo a cicatrizar las llagas abiertas en el Partido Popular sino a conseguir un acuerdo entre los populares y la agrupación de Albert Rivera. No se trata de fusionar ambos partidos. Se trata de que no se hostiguen y sumen entre los dos la mayoría absoluta que necesita el centro derecha para poner orden en los más graves asuntos que zarandean a España. Y de forma especial, la situación de Cataluña, que ha padecido un intento de golpe de Estado y aunque algunos de los presuntos golpistas están encarcelados o prófugos, otros se mantienen en posiciones relevantes a las órdenes del presidente marioneta Quim Torra.
Si Pablo Casado consiguiera reunir en torno a una mesa a José María Aznar y a Mariano Rajoy, habría avanzado decisivamente en su propósito de mantener la unidad del partido, desbaratando la confrontación interna que, según analistas sagaces, parece inevitable. Con la claridad que le caracteriza, Pablo Casado ha sabido enfrentarse con una cuestión esencial del Partido Popular. Y tan agria y agresiva es que tal vez esté por encima de sus fuerzas reales, según algunos analistas. En todo caso, no está de más que lo intente. Parece positivo esforzarse por restablecer la relación fluida entre José María Aznar y Mariano Rajoy.

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