martes, 18 de septiembre de 2018

PODÍA HABER OCURRIDO EN ESPAÑA, Y TODAVÍA PUEDE


PODÍA HABER OCURRIDO EN ESPAÑA, Y TODAVÍA PUEDE
14/11/2015@11:01:39 GMT+1

Luis María ANSON
A lo largo de este año de zozobras, las Fuerzas de Seguridad Españolas y los servicios de inteligencia del CNI han desarticulado, que se sepa, cuatro comandos yihadistas dispuestos a atentar en España. Para el Estado Islámico, para el califato que se ha constituido en Oriente Medio, nuestro país es territorio a reconquistar. Somos Al-Andalus-norte; Marruecos, Al-Andalus-sur. España tiene una experiencia atroz del terrorismo yihadista con repercusión directa en las elecciones que ganó, tras el 11-M, José Luis Rodríguez Zapatero.

El presidente Hollande decidió intervenir directamente en la guerra siria hace unos meses. Ayer se encontró con la horrenda respuesta del yihadismo y las calles de Paris se ensangrentaron tras el asesinato de más de 120 personas ante la impotencia de los servicios de seguridad franceses, que están reconocidos entre los mejores del mundo.

Que España haya desarticulado a lo largo de este año cuatro comandos yihadistas dispuestos a atentar en nuestro país no quiere decir que estemos a salvo. Podría ocurrir lo que ha ocurrido en Francia. Y todavía puede. Es imprescindible extremar los controles y las medidas de seguridad.

En varias ocasiones me he referido al riesgo de atentado yihadista en España. Voy a reproducir a continuación solo dos de los artículos que he dedicado al asunto. El primero titulado “España, carne de atentado yihadista” apareció en esta misma sección el pasado día 11 de marzo. El segundo titulado “Riesgo de atentado” se publicó en el diario El Mundo el pasado día 3 de septiembre.

Un tipo tóxico
Artur Mas es un personaje manipulador que pervierte cuanto toca llevando a la destrucción a quienes confiaban en él
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Artur Mas es un político tóxico. Un politópata, si se me permite el neologismo construido por analogía con psicópata o sociópata. Un personaje manipulador que pervierte cuanto toca llevando a la destrucción a quienes confiaban en él. Así lo traslucen sus rasgos caracte-riológicos (envidioso y egocéntrico, conspirador y victimista, fabulador y fraudulento), que le asimilan al tipo de personalidad tóxica que definen los psicólogos. Y así lo revela su trayectoria, movida por la ambición de abrirse paso traicionando a cuantos le rodean.
Primero acabó con Miquel Roca Junyent y Josep Antoni Duran Lleida, los delfines llamados a suceder a Jordi Pujol, a fin de monopolizar el principado nacionalista. Después se propuso derribar a Pasqual Maragall haciendo fracasar su proyecto de nuevo Estatut, mediante una doble maniobra que primero forzó su radicalización soberanista en el Parlament para después pactarlo a la baja con el presidente Rodríguez Zapatero en La Moncloa.
Luego pervirtió el moderantismo conservador de su partido para abrazar el radicalismo neoliberal de los recortes austericidas. Y cuando vio que sus electores desertaban no dudó en pasarse al independentismo de ERC, a fin de fagocitarlo en su propio beneficio. Finalmente, cuando ha visto que la fortuna le abandonaba, no ha dudado en tratar de destruir todo el entramado institucional, traicionando no sólo la Constitución española sino el Estatuto catalán. Todo ello al modo furtivo de un taimado Yago que siembra insidias al oído del Otelo catalán, sin dar jamás la cara ni asumir ninguna responsabilidad, pues siempre encuentra alguna Desdémona españolista a quien culpar. Un antihéroe más avieso que astuto, pues en lugar de por la virtù maquiavélica parece poseído por el vizio y lapassione de un Macbeth fatídico.
Lo más extraño es que con ese historial a sus espaldas haya podido llegar indemne hasta aquí. ¿Cómo es que todavía tiene un séquito dispuesto a suicidarse con él? Sin duda por su capacidad manipuladora, que le ha permitido hacer a sus cómplices unas ofertas fraudulentas que estos no supieron rechazar, quedando atrapados en una conjura de encubrimiento mutuo. Es la conocida táctica de hundir los puentes o quemar las naves, a fin de que los conjurados ya no puedan rectificar ni dar marcha atrás. Y los




El decisivo apoyo de Hitler en la Guerra Civil
El Tercer Reich lanzó en España su primera aventura militar en el extranjero. La ayuda al bando nacional resultó a la postre decisiva
PIERPAOLO BARBIERI 15 NOV 2015 - 00:02 CET
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Archivado en: Adolf Hitler Francisco Franco Guerra civil española Franquismo Dictadura Historia contemporánea Historia Política

Franco y Hitler se entrevistan en Hendaya en 1940.
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Cuando estalló la Guerra Civil en España, la política exterior de Hitler había sido una sucesión de éxitos. A mediados de 1936, el Tercer Reich estaba llevando a cabo un rearme de tales dimensiones que ponía en ridículo el Tratado de Versalles, por no hablar del servicio militar obligatorio, el abandono de la Sociedad de Naciones y la interrupción de los pagos de indemnizaciones que habían supuesto una carga tan tremenda para la República de Weimar. En fecha reciente, el 7 de marzo, Hitler había logrado remilitarizar Renania sin que nadie le dijera nada.

Conseguir dichos objetivos había sido impensable antes de que los nazis llegaran al poder, a principios de 1933. Pero Hitler lo había hecho, y además había puesto en marcha una sólida recuperación de la economía alemana. Por supuesto, el régimen tenía sus puntos débiles, como el conflicto con las Iglesias y una situación financiera endeble, pero en 1936 pocos podían discutir el poder del Führer. La remilitarización de Renania parecía el culmen del renacimiento alemán que tanto gustaba proclamar a los propagandistas nazis; era evidente que el equilibrio de poder en Europa se había alterado. Al mismo tiempo, sin embargo, el inesperado cruce militar del Rin había acercado a Europa a otra conflagración continental como nunca desde 1918. Y resulta que el canciller era perfectamente consciente tanto de los triunfos como de las dudas. ¿Habría moderación después del éxito? Durante el transcurso de la Guerra Civil española, de julio de 1936 a abril de 1939, la política exterior de Hitler se centralizó todavía más, se hizo más enérgica y más agresiva. Pero el 24 de julio de 1936 eso no se sabía aún.

La primera petición de ayuda que hicieron los nacionales a Alemania no se la dirigieron a Hitler. El 22 de julio, al día siguiente de que Bolín llegara a Roma, el segundo de Franco en Marruecos, Juan Beigbeder, envió “una solicitud muy urgente” al agregado militar alemán en París en la que pedía “diez aviones de transporte con la máxima capacidad de asientos”. El propósito era evidente: trasladar a las tropas experimentadas a la Península. Pero Beigbeder nunca tuvo una respuesta clara. En el norte, el general Mola, ya en la Junta de Defensa Nacional, también intentó entrar en contacto con empresas privadas alemanas a través de la Embajada alemana en Lisboa.

El general Mola, ya en la Junta de Defensa Nacional, también intentó entrar en contacto con empresas privadas alemanas
Ese mismo día se reunieron con Franco el anciano líder del partido nazi en la minúscula legación en Tetuán, Adolf Langenheim, y un obeso hombre de negocios prusiano que había perdido su pequeña fortuna en el crash bursátil de 1929, Johannes Bernhardt. Franco no estaba en la Junta de la rebelión como Mola. Con los soldados atrapados en Marruecos, municiones escasas y prácticamente nada de dinero en efectivo, la situación de los rebeldes era complicada, sobre todo ante la perspectiva de una guerra prolongada. El joven Bernhardt seguramente vio una oportunidad y mostró tal entusiasmo que consiguió entrar en el viaje: Franco y los generales necesitaban toda la ayuda posible.

(...) El 25 de julio, Hans Heinrich Dieckhoff, responsable en funciones del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, escribió un memorándum lleno de cautela: “Ayer [el 24 de julio] llegaron a Berlín, en un avión de Luft Hansa aterrizado en Tempelhof [el aeropuerto berlinés], dos oficiales de los rebeldes españoles con instrucciones del general Franco para negociar con nuestras autoridades la compra de aviones y material de guerra”. [...] Es necesario que por ahora los responsables del Gobierno alemán y el Partido [nazi] sigan rehuyendo cualquier contacto con los dos oficiales. La entrega de armas a los rebeldes se sabría enseguida. Todas las autoridades oficiales deben permanecer completamente al margen”. En el documento original aparecen “sí” y “correcto” en letra del superior de Dieckhoff, el ministro Konstantin von Neurath, diplomático y aristócrata responsable de la Wilhelmstrasse y que, hasta entonces, había resistido las presiones para unirse al partido nazi. Pero a los dos les habían ocultado la realidad. Ambos, diplomáticos de carrera —y alejados del círculo hitleriano de toma de decisiones—, ignoraban que el 25 de julio el propio Führer había decidido otra estrategia diferente para abordar el incipiente conflicto. Y que consistía en cualquier cosa menos en permanecer “al margen”.

(...) El Führer estaba en el Festival de Bayreuth, la puesta en escena anual de obras de Richard Wagner que nunca se perdía. (...)A última hora de esa noche, que solía ser su momento más productivo, Hitler estaba lleno de energía y dispuesto a hablar de política internacional. Es inevitable pensar que ya le habían descrito la poco halagüeña situación de los rebeldes españoles. Un informe de la embajada alemana en Madrid recibido esa mañana predecía acertadamente que el golpe de Estado fallido iba a desencadenar una guerra civil en toda regla. Decía también que la alianza franco-soviética —una realidad oficial desde 1935— saldría reforzada de la victoria republicana, porque el régimen vencedor sería sin duda de izquierdas.


‘La sombra de Hitler. el imperio económico nazi y la Guerra Civil española’,  de Pierpaolo Barbieri. Precio: 21,90 euros. 380 páginas. Editorial Taurus.
(...) El ministro de la Guerra, Werner von Blomberg, el almirante Wilhelm Canaris, entonces jefe de los servicios de inteligencia alemanes (Abwehr), y el ubicuo jefe de la Luftwaffe, Hermann Göring, estuvieron también presentes en la reunión. (...) Hitler ordenó enviar a Franco más material del que había pedido originalmente: veinte aviones de transporte Junkers Ju 52, seis aviones de combate Heinkel He 51S, artillería y más. Los suministros irían acompañados de pilotos, mecánicos e incluso de una unidad médica.

La importancia de esta decisión fue extraordinaria: la decisión wagneriana de Hitler no solo dio comienzo a su primera aventura militar en el extranjero sino que desafió de manera directa el deseo anglo-francés de construir “una nueva paz europea” (...). Además, con una medida que empujó a Mola a contemplar la misma suerte de su hermano Ramón, Hitler decidió enviar material a Franco, y solo a Franco. Con esa decisión, el Führer alteró de manera inmediata e irrevocable la dinámica del liderazgo de la rebelión, al no tener en cuenta la estructura de la Junta española creada unos días antes. Es muy difícil pensar que Franco hubiera podido monopolizar el poder tan fácilmente y tan temprano sin el voto de confianza de Hitler.ESPAÑA, CARNE DE ATENTADO YIHADISTA

Publicado el 11 de marzo de 2015

“Los dirigentes del nuevo califato citan de forma expresa a España. Consideran a nuestro país Al-Andalus y reivindican la soberanía islámica sobre él. Inútil hacerse ilusiones. Absurdo el voluntarismo. Somos carne de atentado yihadista. Lo fuimos en 2004. Después de las Torres Gemelas en Nueva York, el 11-M español superó todas las vesanias. El terrible atentado de Charlie Hebdo no pasó de una anécdota al lado de lo que ocurrió en los trenes madrileños.

Estamos, pues, en vísperas de un atentado yihadista. Las Fuerzas de Seguridad ya han abortado en Melilla lo que pretendían dos agentes del terrorismo. Pero no hay sistema capaz de prevenir y dominar a los terroristas que están dispuestos a suicidarse. Ciertos contactos políticos subterráneos podrían incidir, como ocurrió el 11-M, en que la descarga terrorista se produzca alterando las elecciones, las autonómicas y municipales o las próximas generales. José María Aznar podría explicar en qué consistieron ciertas “casualidades”.

No hay que alarmar a la ciudadanía pero sí conviene trasladar a la opinión pública que la Al-Andalus de la obsesión islámica puede ser objeto de la violencia yihadista. Basta contemplar el degüello de prisioneros occidentales o la salvajada de quebrar esculturas milenarias para comprender que nada se opone a los yihadistas desquiciados. Solo se terminará con esa locura o negociando desde la firmeza con los cafres o venciéndoles militarmente”.

RIESGO DE ATENTADO

Publicado el 3 de septiembre de 2015

“No se trata de crear alarmismos estériles pero el ministerio del Interior del Gobierno Rajoy ha hecho bien al advertir del riesgo en España de un atentado perpetrado por agentes del terrorismo islámico. Nuestra nación está claramente bajo el punto de mira del Estado Islámico y de su Califato avasallador. No sería la primera vez que se consumara una amenaza terrorista de ese género porque España padeció el 11 de marzo del año 2004 uno de los más atroces atentados de nuestra Historia.

Cuando un italiano se asombra en la contemplación del acueducto de Segovia o del teatro de Mérida, no experimenta deseos de reivindicación. Cuando no todos pero sí muchos árabes se recrean ante la Alhambra de Granada, el Alcázar de Sevilla, la Aljafería de Zaragoza, la Mezquita de Córdoba, la ciudad de Medina Azahara, el castillo de Gormaz, los baños de Toledo, Baza o Palma de Mallorca, la Alcazaba de Almería, la Torre del Oro o la Giralda, se sienten dominados por la nostalgia y anhelan la recuperación de las maravillas perdidas. Aunque los cristianos reaccionaron desde el principio -Pelayo y Covadonga- frente a la invasión e iniciaron la Reconquista, no hablamos de una fugaz pirueta histórica. Los árabes estuvieron en el dominio de gran parte de nuestra nación entre los años 711 y 1492, es decir, cerca de ochos siglos sobre todo en Andalucía, al-Ándalus en árabe clásico, que forma parte hoy de la reivindicación de un sector del mundo islámico, encabezado por el Califato que decapita a periodistas, soldados y sacerdotes, que dinamita los vestigios arquitectónicos de las ciudades históricas de Oriente Medio, que fragmenta esculturas milenarias, que comete atentados en las grandes naciones europeas, que lo devasta todo.

La opinión pública española debe estar advertida de que en cualquier momento nos podemos estremecer ante una acción terrorista en un avión comercial, un crucero vacacional, un tren de alta velocidad, un metro abarrotado, un estadio multitudinario, una plaza de toros o una avenida pública. No estamos ante una especulación utópica ni con los pies fuera de la realidad. Las Fuerzas de Seguridad españolas han rendido el gran servicio al pueblo de detener a terroristas que preparaban atroces atentados en España al servicio de la ideología del Estado Islámico, de ese nuevo Califato que condensa las ambiciones desmesuradas de un sector del mundo musulmán.

La relación entre algunos grupos de la extrema izquierda española y los activistas islámicos podría provocar la incidencia del atentado en fecha significativa y de alcance político. Los servicios de inteligencia españoles, tan certeramente dirigidos por Félix Sanz, están haciendo todo lo posible y casi lo imposible por detectar lo que se nos viene encima y cercenarlo a tiempo. Pero ni siquiera la primera potencia del mundo, con su Cia y su Pentágono, con su torrente de dólares y su abigarrada seguridad, puede evitar un atentado. Por eso es necesario alertar a la ciudadanía del riesgo en el que nos encontramos. Parece claro que el Estado Islámico prepara un acto terrorista en España y que es necesario abortarlo o, si se llegara a producir, que no altere la convivencia democrática de la vida española”.
"ningún problema" en que las fiscalías y los "mundos jurídicos" se comuniquen con ellos y que, de hecho, es algo habitual.
Del mismo modo, ha aclarado que la Policía de la Generalitat de Mossos d'Esquadra "tiene una ley" que regula cómo deben comportarse los agentes, que emana del Parlament, lo que implica que "emana de la voluntad del pueblo de Cataluña".

"Los sentimientos personales se tienen que quedar en la taquilla"
Según explicó Miquel, los mossos, para poder ejercer, tienen que jurar o prometer acatamiento a la Constitución. Además, hay otro artículo que especifica que tienen que hacer cumplir "la Constitución, el Estatuto y la legalidad vigente" y tienen que ser "neutrales cuando ejercen sus funciones", normativa que no se ha modificado desde 1994. Por ello, en opinión del portavoz, "en el momento en el que uno va a trabajar, los sentimientos personales se tienen que quedar en la taquilla".
"Somos un cuerpo jerárquico, pero en ningún caso esto significa que tengamos que acatar órdenes que puedan ser constitutivas de delito, que sean contrarias a la Constitución y a las leyes", ha reiterado Miquel, y ha añadido que "las leyes siempre estarían por encima de cualquier orden de un superior".
Asimismo, ha recordado que "la prevaricación está penalizada con desde 9 a 15 años de prisión", a lo que se sumaría, en su caso, la pérdida del puesto 

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