osé Francisco Sigüenza García
Hoy, cuando escribo estas líneas, es 11 de septiembre. Hoy se celebra la Diada y con ella, de comparsa, se convierten en protagonistas los lazos y las frases contundentes. Lazos amarillos, reyes que no nos representan, esteladas, presos políticos y hasta exiliados... Símbolos y proclamas que no dicen demasiado y con las que se persigue dotar de contenido a un acto que sólo parece representar a una parte de la sociedad catalana.
No es nada nuevo que las ideologías se cubran de símbolos y mensajes que simplifiquen su pensamiento. Cruces gamadas, hoces y martillos, elefantes o gaviotas, han servido para aglutinar, en torno a ellos, a las personas que compartían una serie de pensamientos. La diferencia de entonces con ahora es que, en una sociedad aparentemente mucho más avanzada en cultura y valores democráticos, el debate más vivo se centra en los símbolos mismos y no en lo que representan.
Esta mañana se hablaba en la radio de lazos retirados y junto a ellos de libertad de expresión. Llevamos meses contemplando cómo la sociedad se polariza ante algo tan inocente como que un lazo esté o deje de estar.
El protagonista es el lazo, el que esté o no, en mi libertad de ponerlo y en la tuya de quitarlo, y se olvida, casi por completo, lo que significa. Nadie habla de qué pasaría si una parte de España se escinde, cómo nos afectaría a todos. En medio de ese ruido y ese humo, no hay más que un pavoroso vacío ideológico o por lo menos pedagógico. Nos peleamos por un lazo...
Lo mismo está pasando con la política en el seno de la Unión Europea. Tenemos partidos que se consideran “eurófobos” sin más. Abanderan una defensa de “los de aquí frente a los de allá”, de “lo nuestro antes que lo de los demás”, un “solos nos irá mejor”, sin que haya nada más detrás de esas proclamas, nada que explique cómo nos irá mejor, con qué sustituiremos el paraguas de la UE.
¿Cómo vamos a vender mejor si aparecen de nuevo los aranceles? ¿Cómo vamos a tener una economía más segura si no hay una institución supranacional que nos avale? Estos son sólo dos interrogantes que ninguno de estos partidos se paran a explicar. Sólo está el grito y la bandera, apenas nada más que eso y la incitación ancestral al odio al otro.
En este año de elecciones europeas, en este año más que en ningún otro los ciudadanos tenemos que exigir a los partidos políticos que expliquen bien lo que nos ofrecen y lo que quieren para nosotros. No vale que digan “Más Europa” han de decir cómo se consigue tener más Europa. En estos meses pre electorales hemos de exigir que los programas electorales sean claros, con propuestas concretas y entendibles. Si el problema es “Europa” que digan cómo lo solucionarán, plazos y etapas.
Ya hemos visto, con el Brexit, a dónde nos lleva el populismo de humo. Aprendamos y reivindiquemos menos lazos, menos gritos y más contenido.
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