viernes, 22 de junio de 2018

El maltrato psicológico se suele manifestar como un largo proceso en donde la víctima no aprecia cómo el agresor vulnera sus derechos.

El maltrato psicológico se suele manifestar como un largo proceso en donde la víctima no aprecia cómo el agresor vulnera sus derechos.

El maltrato psicológico se suele manifestar como un largo proceso en donde la víctima no aprecia cómo el agresor vulnera sus derechos, cómo le falta al respeto, la humilla y la víctima va progresivamente perdiendo autoestima y seguridad en sí misma.
Casi todos reconocemos los insultos, las continuas comparaciones para descalificarnos, el tono de voz duro y desagradable, un volumen alto con el ejemplo clásico de los chillidos y gritos, la mirada fija, la risa sarcástica y sabemos distinguir una cara de asco cuando nos hablan.
Estos signos a los que restamos importancia van provocando en nosotros malestar interno y profundo.
Es interesante analizar los aspectos no verbales y no quedarse meramente con el mensaje que nos llega de nuestro interlocutor.
A veces hay esposas y esposos que se sorprenden de lo que ha sucedido porque han pasado por alto este aspecto tan importante de la comunicación. Sólo notaban cierta desazón tras una frase como un te quiero. No analizaban los gestos y su incongruencia con el mensaje trasmitido.
Frente al maltrato psicológico hay una serie de respuestas adecuadas que pueden limitar el incremento de la respuesta agresiva de nuestro interlocutor o si no al menos, serán alarma que nos avisarán qué lo mejor es marcharse.
Este tipo de respuestas se suelen aprender en sesión clínica de cara a afrontar la ruptura y rehacer una posible vida nueva de pareja.
En las siguientes líneas se muestran ejemplos de esa comunicación que vulnera nuestros derechos básicos y qué a la larga merman nuestra autoestima:

*.- · Moralización: Es una forma muy sutil de control.
La persona se cree dueña de la verdad absoluta y juzga a los demás con su baremo.
Lo hace con palabras desde el prisma es que es una persona respetable.

· Interpretar: supone que la persona que habla hace una lectura de pensamiento del otro. "Seguro que piensas que no soy capaz de hacerlo yo sola".

· Tergiversación: El receptor sospecha de la intención del emisor y reacciona como si éste fuera a criticarlo. Ante la frase: "Hoy la comida está buena" la respuesta agresiva sería: "Quieres decir suelo cocinar mal, ¿no es eso?".

· Interrogar: La persona agresiva se dedica a preguntar en plan policiaco.

Costumbre de mandar o de ordenar. Una persona normal se dará cuenta de qué él otro podría hacer muchas cosas que delega y lo qué es más molesto, es la forma de expresión tan negativa añadiendo a ello una creencia de superioridad implícita. Frases cómo: "Quiero que me planches los pantalones con raya, cómo a mí me gustan, ¿es qué tu no sabes nada?". El maltratador piensa que el respeto de los demás se obtiene de esta forma, sometiendo a la gente a su voluntad y la mayoría de las veces no practica con el ejemplo, es decir le gusta que le hagan pero no le gusta hacer.

· Imponer soluciones: El individuo toma la decisión sin consultar a los demás.
 Lo he dicho yo y basta".

· Criticar: Existen dos tipos de crítica, la constructiva o sugerencia y la crítica destructiva.

· Ridiculizar: Burlarse del otro en algún aspecto.

Menospreciar al otro individuo. "¡Eres un inútices nada a derechas!". "Una chica tan estrecha, me estás haciendo perder el tiempo".

· Reprender: La persona en vez de sugerir cambios, directamente critica de forma destructiva: "La tortilla es una bazofia, está intragable, eres malísima cocinando y me tienes harto, parece que lo haces aposta. Mi madre, esa sí qué sabe".

· Amenaza o coacción: En el maltrato psicológico que lleva años es muy típico encontrar que el agresor o agresora amenaza o coacciona si no se cumple algo con hacer o dejar de hacer algo. Es bueno recordad que el Código recoge la figura de las amenazas y coacciones cómo delito, esto muchas veces se pasa por el calor de la discusión. "Si me abandonas, te mato". "Cómo no calles a ese asqueroso mocoso, le parto la cara".

· Culpabilizar y hacerse la víctima:
El agresor proyecta su agresividad en la víctima y se percibe como inocente.

· Pseudoaprobación: La persona aparenta comprensión pero deja un poso de culpabilidad en la persona que la escucha.

· Tranquilizar: La persona tras haber hecho algo malo, tiende a indicar qué la otra está nerviosa, qué no controla sus emociones y ella le pide qué se tranquilice, demostrando lo buena persona qué es.

· Retirarse: Hay un tipo de agresividad que se caracteriza por la pasividad, por la falta de compromiso para arreglar la situación. "Me molesta verte así, me voy no sé cuándo volveré. No te molestes en esperarme, a lo mejor ni vengo en varios días". Se trata de una respuesta pasivo-agresiva muy difícil de rectificar en la persona que elude el conflicto. Imaginemos que hablamos sobre un tema importante y de golpe el otro sin dar una explicación.

La agresividad verbal puede ser muy sutil o en cambio puede ser el típico repertorio de insultos.
Se puede hablar de agresividad cuando la forma de hablar casi siempre es para desvalorizar al otro, no por un insulto aislado.
Al ser un tipo de conducta muy difícil de probar requeriremos la actuación de profesionales si se decide una ruptura no conciliatoria.


Cómo detectar el maltrato psicológico en la pareja

Cómo detectar el maltrato psicológico en la pareja
El maltrato psicológico es una conducta perversa y destructiva que ejerce un miembro de la pareja sobre el otro, de mayor vulnerabilidad.
 Las conductas de maltrato psicológico se producen en relaciones asimétricas, en las que uno se sitúa por encima del otro dominándolo, y éste otro progresivamente pierde su sentido de libertad.
El maltrato psicológico se gesta en una primera fase de la relación, en la que se instaura gradualmente, a través de un proceso de seducción.
En esta primera fase, se desestabiliza a la víctima, que pierde progresivamente confianza en sí misma.
El que maltrata seduce a su pareja para atraerla, a la vez que de forma indirecta opera manipuladoramente, para influirle cada vez más, y así conseguir que su pareja decida o se comporte de modo diferente a como lo haría espontáneamente.
 Así, se hace creer al otro que es libre, se le impide tomar conciencia de la realidad del acoso, ya que se trata de un proceso insidioso y gradual, en el que la realidad queda confusa debido a la manipulación ejercida y el proceso de seducción.
La víctima va perdiendo el sentido crítico y la capacidad de defenderse, se mantiene en un modo dependiente, mostrando su seguimiento hacia la pareja maltratadora, que ejerce un dominio destructivo.
En un primer momento de la fase de dominación, la víctima obedece para contentar a su compañero, posteriormente lo hace porque tiene miedo.
En el acoso psicológico se deforma la comunicación con objeto de utilizar al otro. Esta deformación de la comunicación es necesaria para mantener confundida a la persona que padece la situación de maltrato.
La comunicación no es directa: el que maltrata no utiliza un lenguaje claro y directo. Es sinuoso e indirecto. No responde ante preguntas o lo hace con gestos reprobadores, rechaza el diálogo, niega la existencia de conflicto.
Deformación del lenguaje: el mensaje de sus frases puede ser vago e impreciso, generando confusión. Puede sostener discursos contradictorios, no terminar las frases por lo que las interpretaciones pueden ser varias, dar mensajes insidiosos que después niega…
En sus conductas agresivas, el tono del lenguaje puede ser normal, no alterado. Utiliza un lenguaje abstracto o dogmático, en el que el interlocutor se desorienta.
Mensajes incompletos y paradójicos. Las cosas se dicen sin decirlas, se le ataca en forma de “broma”, se le dice una cosa a nivel verbal y en el no verbal se expresa lo contrario. Se niegan las interpretaciones de la víctima.
Utilización del sarcasmo, la burla y el desprecio. El agredido percibe la hostilidad pero no está seguro si la cosa va en serio o es una broma. El agresor descalifica, en un principio de forma soterrada, y posteriormente ya lo hace directamente.
Dejar de dirigirle la palabra al otro, ridiculizarlo u ofenderlo ante otros.
Privación de la expresión libre del otro, por ejemplo, a través del cuestionamiento y el enjuiciamiento con respecto las expresiones de la víctima.
Alusiones negativas con respecto a los allegados de la víctima para así, enfrentarlos entre ellos.
Imposición de autoridad con discurso totalitario.
Consecuencias del maltrato psicológico en la víctima: La víctima, se ve incapaz de defenderse y de salir del problema. En una primera fase del maltrato se resiste, pero con el tiempo acaba cediendo ante el agresor. Intenta encontrar explicaciones lógicas a lo que sucede, busca el diálogo con el agresor para encontrar soluciones. Sin embargo, el diálogo no es posible, ya que el maltratador no está dispuesto a ello. Entonces, la víctima procura adaptarse a las demandas del perseguidor, para evitar conflicto y satisfacerlo. Se siente confundida por la dualidad que ejerce el agresor hacia ella y por su modo sinuoso de actuar.

Una víctima de maltrato psicológico se identifica cuando:
Cuestiona su propia forma de ser, sus actitudes y comportamientos
Excusa y exculpa a su maltratador, a la vez que se culpa a sí misma
Duda de ella misma y de sus acciones
Presenta sentimiento de inferioridad y dependencia emocional
Una situación de maltrato psicológico prolongado provoca:
Estrés y tensión: sensaciones de opresión, ahogo y fatiga, palpitaciones, trastornos del sueño, nerviosismo, irritabilidad, dolores de cabeza, trastornos digestivos, ansiedad…
Miedo ante los encuentros y las reacciones de la pareja maltratadora.
Depresión: tras una larga serie de intentos y fracasos para solucionar la situación, la víctima se desmoraliza y se siente incapaz de defenderse. Cae en un estado de desánimo y tristeza

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